Mucho después de que nuestra empresa haya existido, no importa el resultado, nuestra reputación como emprendedor vivirá.
Y para muchos de nosotros, esto puede ser un verdadero problema.
A diferencia de nuestros currículums, los cuales representan una dimensión de nuestras vidas, nuestra reputación como emprendedor es construida en cómo nuestro desempeño afecta a un gran número de personas – empleados, inversionistas, clientes, los medios, y hasta nuestras relaciones personales.
La reputación de los emprendedores es fácil de empañar
Desde el principio, tenemos dos obstáculos gigantescos deteniéndonos de crear una gran reputación.
Primero, estamos a punto de construir una organización que probablemente fracase. Es difícil construir una reputación ganadora en la espalda de un fracaso potencial que podría resultar en pérdidas de trabajo, el fin de muchos contratos, y perderles dinero a muchos.
Segundo, estamos construyendo hacia lo desconocido. Contrataremos gente con la que no hemos trabajado, construyendo un producto que nunca ha existido, con una empresa que acabamos de inventar. Todas estas variables nos llevarán a sus propios fracasos, que al final, nos llevarán a resentir el tonto que los causó (nosotros).
Hay muchos factores trabajando en nuestra contra como emprendedor que hasta cierto punto es desalentador. Aun así, es la moneda más valiosa que podremos desarrollar.
La reputación de los emprendedores son nuestra última moneda
Un buen currículum puede conseguirle a alguien un trabajo, pero una vez que consigan el trabajo, realmente no importa. Una buena reputación emprendedora, por otro lado, se pone a prueba todos los días.
Nuestra reputación como emprendedores es lo que nos consigue reuniones con inversionistas, clientes, y grandes candidatos. Es la reunión que ocurre antes de nuestra reunión.
El construir una reputación positiva es virtualmente una tarjeta de débito sin fondo que podremos usar por el resto de nuestras vidas. Construir una pésima reputación es como estar en bancarrota y querer comprar una casa. Se puede, pero es una completa pesadilla.
Nuestra reputación es forjada al extremo
Sería genial decir que nuestra reputación como emprendedor es construida solo siendo buenas personas todos los días, hay algo de razón en ello, pero la realidad es, nuestra reputación se construye por las mejores y peores situaciones de las cuales somos partes.
Piensa en la reputación de Adam Neumann de WeWork antes y después de la debacle. Previo a su IPO (Oferta Púbica Inicial), era considerado un genio. Después, era considerado un vendedor ambulante. Él era la misma persona, en el mismo año – lo único que cambió fue su reputación.
La forma en la que manejamos cómo despedimos a alguien afecta nuestra reputación. La forma en la que tratamos a los inversionistas afecta nuestra reputación. La forma en que gastamos nuestro efectivo afecta nuestra reputación. Cada día se ajusta el valor de nuestra reputación.
Piensa más allá de este momento – piensa en tu reputación
Tenemos que pensar no sólo en cómo nuestras decisiones afectan nuestra reputación hoy, sino también en cómo nuestras acciones se convertirán en los ladrillos que necesitaremos para construir la reputación por la que queremos vivir por el resto de nuestras vidas.
Sobre el Autor
Cristopher Ramírez es autor, copywriter y speaker. Con múltiples años como observador y actor del mundo emprendedor, ha escrito 3 libros dedicados a educar a los nuevos emprendedores. Síganlo en sus redes oficiales: Facebook, Instagram y Twitter.
Excelente artículo, felicitaciones y gracias por generar este tipo contenidos. Con su permiso, lo comparto.
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Gracias por leerlo y compartirlo.
Saludos.
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